Fobia social

Más que una fobia, una obsesión.

Yo siempre he tenido problemas, en general, para relacionarme con las personas. Antes no lo veía como un problema pero me dí cuenta de que  muchas veces, sobre todo en mi trabajo, no conseguía comunicar aquello que quería decir y casi siempre terminaba discutiendo, enfrentándome a los demás. Me sentía en un exámen y yo no estaba preparada para ese exámen, esto iba deteriorando las relaciones y haciendo que me sintiera sola...”  

Lo que acabas de leer no es más que un pequeño extracto de una de las muchas entrevistas realizadas a personas con Fobia Social y que resume a la perfección algunos aspectos del trastorno, en este caso, el temor al juicio de los demás y una actitud defensiva que la lleva a discutir.

Cuando relacionarnos con los demás se convierte en una tortura, es muy probable que nos estemos adentrando en una fobia social. En el origen de esta fobia puede haber un antecedente traumático o, por el contrario, puede ser el resultado de un desarrollo gradual. En cualquier caso siempre aparece una baja autoestima y desconfianza hacia uno mismo y los demás.

La Fobia Social   es más una forma de obsesión al rechazo y al juicio de los demás que un verdadero miedo. No tiene la duda, y por tanto el temor a ser juzgado,  sino que se siente rechazado y juzgado. Su actitud es marcadamente defensiva.

Existen dos tipos de fobia social:

  • Simple: cuando la persona teme a una o unas pocas situaciones, por ejemplo: es incapaz de hablar en público, pero  no tiene problemas en otras situaciones sociales.
  • Generalizada: la persona evita casi todas las situaciones sociales.

Qué hacer frente a este problema

Si partimos de la base de que la Fobia Social es más una obsesión que un verdadero miedo, de poco nos servirá trabajar en que la persona se enfrente a las situaciones que teme, si hacemos esto,  probablemente estemos contribuyendo a acrecentar su miedo y su angustia; tenemos que trabajar más sobre la convicción de ser rechazados por los demás que sobre superar las situaciones de miedo 

El hecho de que la persona se sienta juzgada no es más que una creencia, una idea que impregna sus pensamientos y que casi nunca tiene una base real. Es sobre esta creencia sobre la que hay que trabajar. 

La Terapia Estratégica dispone de protocolos enfocados a interrumpir aquello que alimenta el trastorno mediante estrategias y prescripciones adaptadas a cada problema particular. Estas estrategias variarán en función de si el temor principal es  a hacer el ridículo, por ejemplo, o un temor a ser rechazado o juzgado por los demás.

Paranoia

Una realidad imaginada  que produce efectos concretos.

La batalla del paranoico

“A esta chica, cuando me la encontraba por la calle, me parecía ver en su actitud algo, como si quisiera decirme: “estoy logrando mi objetivo” . Cuando voy a hacer la compra y me saluda, me mira a la cara muy satisfecha, me mira y se ríe, se ríe como diciendo: “estoy logrando mi objetivo”, pero yo no lograba entender cuál era su objetivo”.

Las personas que sufren de paranoia viven en la creencia de que tienen un enemigo contra el que luchar. La capacidad del paranoico para entender la realidad sufre una auténtica deformación. Están dominados por ideas de persecución, miedo a ser traicionados por todos,  incluyendo a sus seres queridos. Ahora bien, la intensidad de estos pensamientos no llega al nivel de un trastorno delirante, un paranoico no ha  perdido aún el contacto con la realidad, el delirante, sí. 

Cuando hablamos de paranoicos hay que establecer un  importante matiz:  el de los paranoicos puros frente al tipo agravado de paranoico con delirio de persecución, o sea, la creencia de ser espiados, perseguidos, objeto de conspiraciones… El paranoico con manía persecutoria se diferencia del paranoico normal por la creencia de que los demás son malos, que constantemente traman  maldades contra su persona.

Intentos de solución

  • La sospecha se convierte en certeza: el paranoico trata de controlar todo y a todos. Lo único que consigue con esto es que los demás perciban su desconfianza. El intento de controlar es lo que realmente desencadena el problema:”sospècho de los demás y trato de controlarlos pero esto hace que los demás sospechen de mí”.
  • Quien busca encuentra. “si no me entiendes es que estás conspirando contra mí” con esta idea en su cabeza el paranoico interpreta la realidad que le rodea y en cada situación que vive se concentra en encontrar las señales que confirmen su teoría, sus ideas de amenaza

La intervención estratégica

Lo primero y más importante de todo, si no queremos fracasar, es no tratar de convencer a la persona de que lo que cree o piensa no existe o no es cierto.Hay que tratar de entender su punto de vista y comprender que desde éste su comportamiento es razonable, al principio hay que evitar contradecirle, sin embargo cuando hagamos una reestructuracíón o una prescripción tenemos que ser firmes y directos. La comunicación con este tipo de personas, es fundamental. 

Si no contradecimos su verdad, aunque nos parezca delirante; si aceptamos su historia como verdadera y empezamos, siguiendo su lógica, a añadir cosas y amplificar aquello que nos cuenta, podremos empezar a construir otra realidad  a  su  medida y así, comenzar a hacerle dudar de aquello que él creía completamente cierto. 

A partir de aquí comenzaremos a indicarle que lleve a cabo determinadas prescripciones encaminadas a que se produzca un cambio de conducta. La única forma de que cambie su percepción paranoica de la realidad es cambiando su conducta. Si nos centráramos en hacerle cambiar, mediante el razonamiento, sus pensamientos negativos, lo más probable es que fracasáramos en el intento.

Fobias Simples

A menudo el miedo a un mal nos lleva a un mal peor (N. Boileau)

Las personas que padecen una fobia presentan un miedo extremo y muchas veces, paralizante,  ante algún tipo de insecto o animal (las más frecuentes ante arañas, ratones y serpientes), ante espacios cerrados o abiertos, a la sangre o en situaciones como volar, conducir, etc.

Las personas con una fobia específica son resistentes al cambio ya que quieren colaborar con el psicoterapeuta pero no pueden porque su miedo es tan intenso que se lo impide. La manera de solventar este problema será  utilizando maniobras terapéuticas para hacer que se enfrente a la causa de su fobia, sin saberlo.

El origen de estas fobias puede haber sido algún tipo de acontecimiento traumático del pasado o haber sido espectador de una experiencia similar que le ocurrió a otra persona. En cualquier caso, sea cual sea el origen, no es relevante a la hora de afrontar el tratamiento del problema, lo relevante es la forma en que la persona reacciona ante el miedo que le genera la situación y lo que hará desde ese momento para evitarlo.

Francisco Javier Serantes

Psicólogo Estratégico en Villagarcía